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Huellas del Señor

Haciendo un recuento sobre los sucesos ocurridos desde el año de 1991, recordamos la invitación a una casa de oración que se había encomendado una familia en la naciente Ciudad Merliot la cual estaba ubicada en aquel entonces casi al final de la Calle Chiltiupán. En esta casa, nos reuníamos los integrantes de esa familia que eran 5 en total, agregándose cada vez más a estas reuniones nuevas familias para alabar y bendecir el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Con esto sólo podíamos recordar el versículo 47 del capítulo 2 del libro de los Hechos: “Alababan a Dios y eran estimados por todos; y cada día el Señor añadía a la Iglesia los que iban siendo salvos”.

Para cada uno de los miembros del Grupo Huellas del Señor, el recordar aquella casa es de mucho gozo, ya que en ella y a través de ella recibíamos y estamos recibiendo en la actualidad muchas bendiciones en esa localidad.

Con el correr de los meses el espacio físico de la casa se hizo insuficiente, siendo así, que en una de las reuniones tuvimos la presencia del párroco de Ciudad Merliot, nuestro querido padre Francisco Xavier Aguilar, a quien recordamos por la atención prestada a todo lo que sucedía en esa casa. Al final compartió con los asistentes que las obras de Dios nadie las puede detener, dando su visto bueno para que nuestra comunidad continuara su obra de evangelización en ese sector, concediéndonos la dicha de celebrar nuestra primera asamblea en la Iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, la cual fue programada para un lunes 24 de Mayo de 1992. Todos los que conformábamos esa casa de oración, estábamos muy agradecidos por tal suceso.

Hubo nerviosismo, preocupación, aflicción… pero al final, todos confiamos que Cristo Jesús estaría con nosotros, aunque algunos de los miembros participantes no sabíamos de la gran promesa que Jesucristo nos había dejado: “Donde yo esté, ahí estarán todos ustedes”. Ese día todos los servidores nos hicimos presentes a dicha iglesia a la hora acordada (6:00 p.m.), ¡pero qué sorpresa! Esta iglesia estaba en proceso de construcción, los ventanales no tenían las ventanas, había una gran cantidad de ripio, habían andamios, ladrillos, arena por todas partes, estaba todo sucio, pero la sorpresa más grande que todos recibimos ese día fue encontrar un cuadro de aproximadamente tres metros de altura en el cual se encontraba la imagen de nuestra señora madre María bajo la advocación del Sagrado Corazón, con unos ojos y una sonrisa que nos invitaba a que pasáramos adelante a su casa y que en ella hiciéramos lo que su hijo nos había mandado hacer.

La bendición más grande de ese día fue que estábamos bajo el amparo de Nuestra Madre bajo la advocación de María Auxiliadora, ofreciéndose una reflexión precisamente de ella, por nuestro hermano Jimmy Carranza.

En esa misma fecha, recién habían nombrado a un sacerdote para el cuido de dicha iglesia el cual era el Padre Isaías Reyes, quien se identificó y se ha identificado desde ese momento con nuestra comunidad. “El comandante” como cariñosamente se identifica y nos identifica, quien hasta el 1/5/2008 fue el Párroco de San Matías, ya que en la actualidad es el párroco de la Iglesia Concepción del Barrio Concepción de San Salvador. En él encontramos mucho apoyo y sobre todo la sencillez y humildad al servicio de nuestra iglesia.

Fue en el año de 1994, cuando se dio un cambio en la distribución de la Parroquia de Monte Tabor pasando la dirección de la Iglesia a la Orden de Los Mercedarios. Inmediatamente el padre Xavier nos invitó a que nos trasladáramos a la Parroquia Monte Tabor. El grupo juvenil de ese entonces, y que se reunía en las asambleas juveniles, ya se había trasladado a la parroquia con el fin de dar el servicio en la celebración eucarística de los días domingo.

Recordamos a los esposos Mena Cortez (el chele y Lis), a Paty Avelar, Mario Rauda, Mayra hoy de Recinos, Waldir Recinos, Claudia y Natalia González, quienes eran jóvenes de Lourdes y que colaboraban en Monte Tabor, entre otros. Otro de los recuerdos es el padre Héctor Cruz, actual padre de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe de la Colonia Guatemala, cuya cuna fue la Parroquia Monte Tabor, lo recordamos desde que se le instituyó como diácono, y posteriormente como presbítero. De igual manera recordamos al padre Jorge Coquis Manrique, “el Chamo” como cariñosamente lo conocemos y que forma parte de esta gran familia.

Recordamos a Carlos y Lety de Díaz, Pepe y Evelyn de Torres, Tomás y Margarita de Panameño quienes impulsaron esta gran misión en la localidad de Ciudad Merliot.

Durante todos estos años, los miembros del Grupo de Huellas del Señor hemos podido vivir la grandeza, la misericordia, la ternura, el amor y el perdón de Cristo Jesús en nuestras vidas.

Damos las gracias a Dios por poner su mirada en cada uno de los integrantes, porque sin merecerlo atiende nuestros ruegos.

Damos las gracias también a nuestra Madre María bajo la advocación de María Auxiliadora pues estamos seguros que ella siempre ha estado con nosotros, animándonos y mostrándonos sus virtudes para ser obedientes a la palabra de nuestro Señor Jesucristo.

Así han sido estos años, con mucha alegría, con mucho trabajo y con muchas bendiciones.